Hablar de matrimonio puede sonar “demode”, incluso “vintage”.
Si añadimos sagrado el tufo metafísico comienza a ser insoportable.
Si lo coloreamos calificándolo de transgénero más de uno se quedará bloqueado.
El género, el sexo, incluso el yin y el yang es algo muerto.
Cuando emerge la receptividad, el motor estratégico emocional de la dualidad desaparece.
La evolución tiende a la receptividad integral, allí donde el Yin se quita la careta Yang manipuladora, ya que ,al fin, se ha integrado “per se”.
Ese matrimonio sagrado transgénero es la fusión de auras superficiales y cognitivas.
Es la arquitectura emergente para la disolución del nosotros como suma inconsciente de yoes con género en un nosotros consciente transgénero sin yoes.
La base para komunas donde la receptividad será el propósito de la fertilidad fluida transgénero elaborada por la alquimia de fusión condimentada con la justa sal de estrategias del ahora.
La fusión de un kosmos Yin, de un Tao Yin, que ha despertado a la cognición mediante la estrategia manifestadora yang y la integra.
La dualidad muere postquirón para florecer como hemafrodita empoderada, despierta a su cognición.
Sí, pueden surgir komunas conscientes más allá de la maldición del Rave. Emergerán de matrimonios sagrados transgénero como Fundaciones Komunales que custodien lo humano y lo mamífero de manera intergaláctica.
Pequeñas starships autosuficientes a la espera de ese motor de curvatura que las empujen a través de los agujeros de gusano hacía una nueva sociedad kósmica.
©Alf Gauna, 2023