“La música remueve lentamente y esparce mis anteriores vidas como suculento festín. No parece que sean tantas. Es utopía concéntrica de estáticas eternas exotéricas al ser.
Revivo con mis lágrimas las posibles vacilaciones incrédulas de ser yo. Es Bethsabe.Siglo xxx la sociedad se esfumó. Pequeñas comunidades cultivan el terreno. Yo tranquilo recreando el momento futuro incrédulo al grabar estas líneas en un mensaje cuántico.
Absurdo, parecen las resonancias universales que nuestro diseño humano retoman en un Urano colapsado, Saturno no existe. Nuestra Galaxia murió, vivimos en un planeta alejado de una excéntrica estrella. Los símbolos de chino antiguo explicitan el lenguaje de unas cuerdas vocales que murieron.
La música redoma mis nostálgicos sentimientos de notas rotas, blandidas por instrumentos etéricos. Paisajes rotos con colores estallados de microondas infectas de lirios mórbidos y fétidos, insípidos de entornos concretos. Al brillar, se supone defenestrado de olimpos celestes, maquillo la muñeca rota de un funesto olvido.
Al redimir las ecuaciones, busco la solución óptima , sencilla frase matemática que redoble el excedente metamórfico de un sudario a la postre santo, saberes perennes, nostalgias de ideas caducas. Buscando al hombre divino esparcido en el universo, panteísmo de civilizaciones pleyadianas que insípidas, revolotean y parlotean, intentando calibrar los parsecs del hiperespacio muerto.
No importa, es posible que en Universo adyacente, mi adimensional amigo procure mi comprensión. Eso es miedo, miedo inflacionario, quaternas excedentes proyectan ensimismadas velas con luz andrógina. Miserable y porcina incólume de hastíos vertiginosos.
No hay estaciones, no hay sol. Hay varias estrellas que no se ponen, no hay alba. No hay noche. No hay día. No hay agua. No hay mentira. Rueda la vida autopoyética de moléculas encantadas de sí mismas.
Resumen encantos de físicas superadas, la teoría del todo murió cuando encontramos a Dios. Es un ser vulgar, vivimos sin esperanza, qué más da si no hay tiempo.
Lo eterno mutó a instante, es obvio que el pasajero estrelló su mente contra su manto etérico. Los cuerpos físicos son recuerdos de esculturas bañadas de neutrinos sucios.
Tampoco importan las emociones, recuerda no hay tiempo, no existe el sufrimiento. Existe el ser en infinitos metaversos paralelos de dimensiones infinitas.
¡ Qué más da!
Utilizo la escritura como rastro del pasado que intenta comunicar con sondas informes del universo spínes de electrones obligados por la no localidad, pero suena la red, la información instantánea accede al psicosegundo a mi esencia.
No hay sexo, el orgasmo se congela por el camino. Recuerda Bethsabe sabes a ostra maldita, a un mar revuelto de metanos y sulfuros. Nadie pesca, nadie navega. Los barcos se queman.
El mañana llegó en pasados decoloridos de ausencias eternas.”
Jorge Gauna