Rueda el amor.
Rueda el dolor.
Rueda la música.
La soledad mastica
el aroma del dolor.
Bella sin alma,
sonries acallando
mi mente.
Bellamente cruel,
vapuleas en la distancia
el aroma del café tostado.
Sonries,
en mi sombra
nace el dolor del amor
no correspondido.
Los acordes masturban
las emociones turbias.
Eyaculadas en un arco iris
de dolorosos armónicos.
Es en el post-orgasmo
cerebral donde se adivina
la esencia de la nada.
La noche es lluviosa,
el olor húmedo de la pasión
se diluye.
Una ovejita,
dos ovejitas,
y en la ilusión de la unión,
duermo.
© Alf Gauna, 2017