Sí, es una maldita
historia de amor.
Ese eterno cuento
de afectos
no correspondidos
que despertó un día
con la inocencia
de un pequeño beso.
Así, comenzó
una bella melodía,
una danza de seducción,
en la que un arcoíris
de infinitos personajes,
se entretejieron en
diminutas escenas
inconscientes
de heridas y abusos,
de confusiones y deseos,
de rechazos y abandonos,
de cariños y de abrazos.
La ausencia de besos
fueron el motor
para ascender
la escalera
que me llevó
a la cima
de su ser,
adorar
el despertar
de su
esplendor yin
y, así,
morir a sus pies,
destino inmutable
de todo
yang solar.
© Alf Gauna, 2019