Abro la ventana
de nuestra relación.
Y, así, puedas huir
de tu miedo
a no saber
como quererme,
para que huyas
de la esencia del amor.
Abro la puerta y
sales, pizpireta,
en busca de aventuras,
una metadona que pare
esa mente que no comprende
lo que siente su cuerpo.
La ventana abierta
oxigena la habitación
y potencia el aroma
de la ausencia.
La ausencia ama
el sueño de tu regreso,
y cuando,
relajada, vuelves al hogar,
encuentras esos brazos seguros
que siempre te dicen:
Te quiero aunque
vueles continuamente
en busca
de algo que
siempre te acompaña:
Mi pasión
por tu
existencia.
© Alf Gauna, 2019