La semilla
de un beso
robado,
germinó en
un ramillete
de deseos,
de pasiones,
de equívocos
adolescentes.
Jugamos a ese te veo
ahora no te veo,
al te quiero,
ahora no te quiero,
al te amo,
ahora no sé
que es el amor.
Bailamos desnudos
buscando la valentía
de la entrega
salvajemente
incondicional.
Ese miedo inconsciente
a la verdad del placer,
escondió
lo prohibido de nuestros
deseos.
El amanecer
de nuestros
besos de vida,
eran asesinados,
pasito a pasito,
por una mente densa
y sus
lógicas intranscendentes.
La separación marcó
el comienzo de la locura
de una supuesta
amistad mental.
Una red virtual incorpórea
donde el deseo se convierte
en una supuesta magia
de amores metafísicos.
La nada del calor.
El vacío del olor.
La soledad del tacto.
La muerte del instante
infinito del orgasmo
en tus ojos.
©Alf Gauna, 2021