Solitude

Ser un viajero

intergaláctico

es vivir en soledad.

Las grandes distancias

criogenizan mi Ser en

ese eterno periplo

testificando

el arcoiris

de la consciencia.

Un viaje donde mi

Gulliver Kósmico

encuentra especies

con distintas cogniciones,

con distintas culturas,

con distinto acceso

a la energía Yang.

Pocas tienen acceso al

motor de curvatura.

Algunas, incluso,

queman petroleo

ahogándose

en su propia lucha

por la supervivencia.

La música envuelve

toda mi starship

creando ese campo de fuerza

que me protege al cruzar

la nube de Ort cuando me adentro

en el Ajna Lácteo Solar.

A lo lejos,

Jupiter,

como faro solar,

me advierte de los

acantilados rocosos

del cinturón de asteroides.

La instrumentación emocional

de mi nave comienza a captar

los registros akhasicos

de los millones de experiencias

saturnianas

y una nueva

y extraña

señal transuraniana.

Un bombardeo

de neutrinos

interfiere

en la música

de mi nave

soslayando su protector

campo de fuerza.

Europa invade la nave y

mi corazón andromediano

acepta y comprende el camino

marcado por los nodos lunares

galácticos.

Muevo el dial y lo ajusto:

19.5

33.5

Rumbo a M33,

la galaxia del Triángulo.

©Alf Gauna, 2021

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