Mi ego se aburre ante lo anodino.
La homogeneización es una Thermomix de colores y de sabores.
Los pedazos que escupe en el vórtice del giro son bits de consciencia.
Los elegidos para tirar a la basura de la conciencia.
Los grumos que el cocinero quita con esmero con la cuchara de la exclusión de la diferencia.
Los que se salvan de formar parte de ese puré evolutivo emergente que nunca lograremos adivinar a que sabe.
A mi me gusta probarme, lamerme, saborearme,sentirme, oler cada poro de mi piel.
También me gusta lamerte y olerte.
Quiero saber a lo que sabes.
Soy un cachito muy especial, todos los somos.
El cosmos nos ha permitido la aventura de saborearnos uno a uno.
Somos enólogos en busca de aromas, de taninos de conciencia en nosotros y en aquellos que la vida nos trae.
Algunos no nos gustan, otros si.
¿Pero sabes? Hay que probar.
Eso es vivir con el corazón abierto.
El corazón es la lengua del amor.
Y la vida es un viaje hedonista en busca de sabores diferentes.
Ahí es cuando el ego vanidoso muere y renace el Testigo infinito que humildemente acepta la biología del viaje.
Disfrutar las sensaciones cognitivas de acariciarte,besarte,olerte,desearte,
adorar esos bits de conciencia que tu cuerpo filtra de manera única y diferente.
Vivir y solo vivir es amar.
La física del placer de sentirte, de sentirnos aquí y ahora.
© Alf Gauna, 2019