No.
No es así.
Sobran palabras.
Sobran explicaciones.
¿Sabes?
Sólo es cuestión de calor.
Sí.
Abrazados desnudos
surge un vórtice de entropía.
Nuestros quarks
bailan al son de nuestros besos.
Así, nace el calor de la unidad.
Un “deja vu” kósmico de amor primigenio.
Una vuelta a nuestro hogar,
antes del Big Bang del espacio-tiempo,
antes del Big Bang de la vida,
antes del Big Bang de la mente.
Esa Esidad eterna donde la muerte es un sueño.
Sí, el paraíso de los besos encadenados.
La Talidad donde nunca jamás el amor muere.
© Alf Gauna, 2020