El 30 de mayo de 1970 recibí mi primera comunión.
En un acto psicomágico el Universo me dio mi primera hostia cósmica consciente.
Mi boca y mi lengua estaba llena de aftas y úlceras que no me permitían ni masticar ni tragar,los médicos lo llamaban estomatitis aftosa aguda, mensaje inequívoco que mi cuerpo no estaba ni para hostias divinas ni tenía complejo de vampiro al no querer beber la sangre de nadie. No es de recibo recordar la fuente de la infección pues esto quedó en manos del gremio de la psiquiatría.
La costumbre de celebrar un banquete de tu bienvenida al club “de darte por jodido por que vas a tener que ganarte el dinero con el sudor judeocristiano de tu frente” fue el típico suplicio familiar adornado con el privilegio de que el homenajeado no podía probar bocado, la ausencia habitual del progenitor yang y la incógnita kármica de como pagar el convite y las fotos. Fotos que 40 años después me enseñó un hermano y que habían sido pagadas por una empleada del hogar que trabajaba con la familia de mi padre desde los 11 años.
Un evento kosmico transgeneracional donde mi cuerpo despertó a la curiosidad por la búsqueda de lo divino.
Después de un par de servicios de monaguillo al gobierno religioso y una procesión de abanderado cristico en las fiestas del pueblo de mi madre di por terminado mi estudio antropológico de la santísima trinidad a la edad de 11 años.
Que diera por terminada mi relación con la institución eclesiástica no significa que mi conexión con una materia Yin Kósmica, antropomorfizada a través del arquetipo de la Virgen de Lourdes estuviera latente en mi de manera inconsciente desde los 4 o 5 años.
Una intuición salpimentaba mi sangre, dios estaba hecho de plastilina kósmica e intentaba darle forma en las clases , para mi tan odiada y frustrante asignatura de pretecnología, que dio nombre alguna franquista cargado de güisqui Dyc o de coñac Soberano,
50 años después siguiendo un camino de aprendizaje y de búsqueda en los vericuetos físico-filosofico-religioso-kosmologicos he logrado confirmar que dios está hecho de plastilina kósmica.
La lógica homogeneizada me ha querido engañar con sutiles demonios en forma de Energía, Vacio Cuántico, Nada, Geometría Sagrada, Iteraciones relacionales, Osciladores Armónicos esféricos de Planck, éteres oscilatorios, consciencias cuánticas o incluso un tío con barba.
Pero no, yo he logrado mantenerme en mis trece y aceptar en mi cuerpo lo que mi niño intuyó:
El hecho objetivo que la cognición de mi cuerpo ha apercibido: dios es materia.
La gente puede comentar que mi conclusión es subjetiva e incluso que dios no existe. Pero hay algo que para mi es claro cuando cierre mis ojos, dios y todos vosotros moriréis conmigo y el portal de perspectiva que era mi cuerpo terminará de “cognoscere” y de apercibir. La puerta objetiva que permitía a dios sentir muere y dios dejará de existir. La plastilina kósmica en forma de materia, de quarks, no.
El sistema diluye la perspectiva de 8.000 mil millones de cogniciones en un mero marco de subjetividad relativa, buscando la objetividad en un consenso de presuntas subjetividades diferenciadas por aprendizaje mental homogeneizado.
Pretenden objetivar a un dios noosférico sin “cognoscere” ni apercibir al único dios de plastilina material que existe per se: el universo que se hace cognitivamente sensible por rotación.
Dicen que la cognición es la capacidad que tienen los seres vivos para procesar la información a partir de la percepción (estímulos que nos llegan del mundo exterior a través de los sentidos), el conocimiento adquirido por la experiencia y nuestras características subjetivas que nos permiten integrar toda esta información para valorar e interpretar el mundo.
Cognición viene del latin “cognoscere”, que significa conocer.
Ser cognitivo es pues tener la habilidad para asimilar y procesar datos que nos llegan de diferentes fuentes ( percepción, experiencia, creencias..) para convertirlos en conocimiento.
Digamos que esta definición es algo académicamente correcto pero quizá el proceso cosmológico natural la podría optimizar e incluso simplificar.
Quizá la propia evolución holofractográfica del universo nos lleve a restringir lo que es cognoscible por entornos, por fractales, una especie de objetividad fractalica apercibida desde cogniciones optimizadas que mediante retroalimenatación nutren la evolución, la mutación y la emergencia.
Quizá la humilde aceptación de ser los órganos cognitivos objetivamente diferenciados nos permita seguir viviendo para que el universo pueda sentir apercibiendo la dualidad y nos podamos olvidar de dioses, consciencias trasnochadas, avatares elegidos para la gloria, singularidades post-apocalipticas o conquistadores inmortales del universo.
Gracias a dios a ese niño aftoso que no podía comer el día de su comunión se le despertó una “ansía viva” por morder a díos para intentar descubrir a que sabía. La sorpresa vino 50 años después al descubrir que dios era un helado de quarks con sabor a serotonina kósmica y que si no lo chupabas rápidamente se derretía en forma de millones de cristalitos que rotaban en busca de un amor imposible.
© Alf Gauna, 2020