Con la consagración de la ciencia en estos 400 últimos años,
la religión ha intentado apropiarse de alguna cosmología que aportará un sustento más racional a sus preceptos morales, a sus teodiceas, a sus cosmogonías, a sus teleologías o a sus teologías.
El fanatismo religioso ha mutado a un fanatismo técnico-pseudo científico convirtiendo la ciencia en dogma.
La distinción entre ciencia y religión, que algunos sentíamos como virtual, ha muerto. Pero, no ha muerto como un proceso natural de síntesis o de rupturas de velos físicos-metafísicos sino como un proceso de fusión en una especie de transformer de religión científica donde la técnica se convierte en el único observador y la Inteligencia Artificial en el único apóstol interpretador del evangelio apócrifo de la realidad.
Fue ,en realidad, en 1987 cuando el universo habló desde la verdadera síntesis, la Cosmología del Rave. Traspasando el poder de la observación y de la interpretación al Homo Sapiens in Transitus como único testigo de la realidad kósmica. En una mezcla de fe y de ciencia experimental nuestro sistema cuerpo-mente, analogía kósmica del par quark-electrón, se convierte en un sensor kósmico único y diferenciado.
Es evidente, que cualquiera puede decir que es una Cosmología más y que otros muchos la han convertido en religión desde la fe inconsciente de la mente conductual homogeneizada, pero otros la hemos testado, hasta límites insospechados, para comprobar su coherencia científica.
No se trata de captar adeptos para ser muchos, formar una iglesia o salvar el mundo. Se trata de salvar tu culo para las turbias épocas que se acercan y lograr alcanzar tu propósito cognitivo cincelado por el universo en tu encarnación, y , con suerte, abrir fractales de supervivencia consciente.
Cuando cerremos los ojos todo morirá con nosotros.
En la noche eterna de Brahma.
©Alf Gauna, 2021